domingo, 4 de noviembre de 2012

Resurgimiento de monarquías y creación de mitos

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Moira Sandoval Calvimonte


2012-09-11 - 23:32:07
A propósito de la reciente boda García-Fernández, podría hacer muchísimos comentarios de consideraciones muy personales, empero, ùnicamente opinarè de la investidura y de los aspectos que involuntariamente nos vemos obligados a participar, al haberse convertido un ceremonial de tradición religiosa y/o familiar reservado a los amigos, en un asunto público.  Y es por esa licencia concedida por el vicepresidente –quien transformó en ultra público un acto de naturaleza privada - que me permitiré opinar de las connotaciones de dicha decisión política.
Si bien la actual administración de Evo Morales, ya nos tiene acostumbrados a realizar eventos que rebasan los límites del uso de los recursos logísticos estatales y espacios cívicos, para celebrar fiestas del partido de gobierno -bajo el rótulo de fundación del Estado Plurinacional en la plaza Murillo – la principal y más simbolica de la sede de gobierno- ello ya representa un episodio menor de los excesos de poder de las autoridades.
Recién ahora resulta evidente el uso abusivo de los espacios cívicos-culturales y arqueológicos, pues ya no está justificado con el pretexto de la fundación del Estado, del aniversario de un partido oficialista o de la celebración de otra colectividad como las Bartolinas. En esta ocasión, el exceso radica en que el uso de esos espacios públicos va destinado a rendir culto exclusivamente a uno de los personajes del gobierno: el vicepresidente.
Insisto, no debatiré el asunto privado de la unión de dos personas (restringido a la opinión de sus familiares y amigos), ni el rol de la mujer en una escenografía destinada a consolidar la imagen viril del líder masculino y reducir a la mujer al rol de plebeya o princesa de cuento de hadas. Ello sería invadir un poco la vida privada de los contrayentes a quienes por supuesto debe deseársele la mayor felicidad, pues constituyen ahora una más de las familias bolivianas.

Simplemente abordaré los aspectos puestos de manera ostensible en nuestro conocimiento, por voluntad de los propios esposos, uno de ellos autoridad de estado.
Por ello, debemos necesariamente preguntarnos a donde va dirigida toda esta ingeniería matrimonial que nos ha saturado de información e imágenes a quienes no participamos ni tenemos interés en la vida privada de dos mortales, provocando comentarios, adeptos, detractores y un sinfín de emociones hacia los protagonistas de una pelìcula continuada en matiné, tanda y noche.
Podría quedarme en el análisis de un evento bizarro o sublime, entremezclado con anècdotas del comportamiento humano, y pasaría como una historia más que motivan los comentarios de las páginas sociales en las redes o de la llamada  prensa rosa.  Sin embargo, el disco duro procesando la sobredosis de información recibida, y haciendo sinapsis entre mis entrenadas neuronas, me reporta que algo no anda bien, que no es simplemente la ambiciòn de protagonismo de una mujer que ama ser registrada por las càmaras de televisión, o el deseo del vicepresidente de publicitar al máximo sus actos, en época ya preelectoral. No es solo eso. Para tal cometido bastaría con hacerse el peinado, el vestido y/o el traje “presidencial” y, sumado al rango vicepresidencial, igual sería debidamente publicitado.
La decisión de agregarle invitados especiales de otros países, reservado a la posesión de jefes de estado –y los gastos que ello conlleva- así como la instrumentalización de la policía nacional para resguardar estos actos, son señales para que no quepan dudas que era un acto de gobierno, un acto oficial, un acto de interés estatal. Evidentemente ya no hay límites al poder de las actuales autoridades. Los tiempos de las interpelaciones parlamentarias quedaron para los textos de historia.
Me pregunto -como ciudadana que paga impuestos y trabaja honradamente-  por qué existen privilegios para determinadas personas en un estado plurinacional donde la Constitución Política del Estado señala “igualdad de oportunidades y equidad social” como valores en los que se sustenta el Estado (Artículo 8, II).
Y me sigo preguntando: en esa igualdad de oportunidades podrán otras mujeres solicitar los mismos espacios públicos para celebrar sus soñadas bodas? O mejor aún, bajo el principio de equidad social –típica de un estado socialista- podrán las futuras parejas de novios, contar con el resguardo policial sin costo alguno a sus bolsillos? Eso sí que sería igualdad de oportunidades y equidad social...
Sin embargo, todavía me resuenan las palabras de cierto viceministro –muy solícito él cuando de representar a su ministro se trata-  que en oportunidad de la llegada de la Novena Marcha a la ciudad de La Paz, justificaba la decisión del ministro de gobierno de no permitir a la columna de la marcha ingresar a la plaza Murillo, expresando su preocupación porque los marchistas fueran a estropear o ensuciar las instalaciones o los monumentos de dicha plaza, resaltando sus características patrimoniales-culturales.
Qué pasó con estas autoridades cuando supieron que en las cercanías de la Puerta del Sol se realizaría una celebración mundana, con bebida y comida, incluida la convocatoria pública del vicepresidente del Estado para que el público concurra a degustar de las delicias de un plato popular? El ministro y su viceministro sin duda se hallaban en trance de ciegos-sordomudos cuando esta invitación pública acontecía. Y si así fuese: cómo se explica la presencia masiva de funcionarios de la policía para resguardar esta fiesta de la recién conformada familia García-Fernández?...
Ni en la mente más peregrina podía caber la idea de que un autoproclamado socialista, vicepresidente de un gobierno denominado socialista, pueda soñar con una boda al estilo monárquico, sintiéndose el príncipe Felipe de los cuentos de hadas, y con un séquito de “indios” o “pongos” (para mayor complacencia señorial) como extras imprescindibles en tal escenografía, y por si fuera poco, en uso y conjunción de todos los símbolos posibles: religioso, andino y monàrquico. Pero de socialista nada. No se puede explicar como sincretismo sociológico cuando la ideología de uno y otro ritual son CONTRAPUESTOS.
Estos eventos no reflejan mas que las constantes contradicciones en el comportamiento de las autoridades de gobierno, que en su afán de publicitar todos sus actos, ya no conocen límites.  Una proclama o pronunciamiento de felicitación de las autoridades de la CSUTCB, o de las Bartolinas, no era suficiente, ya no bastaba. Para qué conformarse con simples documentos públicos si se tiene poder absoluto? Es necesario que de las declaratorias y las publicaciones de prensa, los siervos pasen a ser personajes activos en la pleitesía a los monarcas. Sobre todo cuando se está fundando una nueva dinastía: la de las familias reales.
Pretendiendo conocer el criterio de las autoridades nacionales respecto a tales acciones, también me gustaría saber qué opinará el Viceministro de Descolonizaciòn acerca del simulacro de boda real interpretado, incluyendo la banalización de la cultura y ritos aymaras? Y para optimizar la falta de respeto: usando espacios de patrimonio cultural de la humanidad…
No puede haber un mensaje más irrespetuoso a los aymaras que usar los ritos, las tradiciones y las personas de su cultura para desarrollar un acto convertido en oficial, rindiendo culto a una pareja que no es parte ni representa a dicha cultura, sino todo lo contrario: dos sujetos con nombre y apellidos españoles -sin ningún rasgo originario-  en una sobredosis de egolatría.
Puede existir un comportamiento más colonizador que autoridades naturales aymaras rindiendo pleitesía a dos personas externas a su cultura, sólo porque uno de ellos es autoridad del Estado? Lo dudo. Aunque la creatividad inagotable de los actuales gobernantes para generar situaciones polémicas por su excesiva instrumentalización de lo indígena-originario-campesino, puede darnos aún más sorpresas.
Pueden existir dudas de la vocación monárquica del vicepresidente, a la vista de todo un país?  De la sencilla observación de la exposición mediática y el exacerbado manejo simbólico de la cultura aymara por parte del recién casado, no podemos evadir la conclusión de que hemos presenciado la creación del segundo mito de este gobierno: el vicepresidente originario, esposo, con familia. Este nuevo mito, junto al del soltero presidente indígena, indican sin lugar a dudas la tendencia dinástica en la línea sucesoria para las futuras elecciones del 2014.

Y por último me pregunto: en esta escenificación monárquica-medieval, con claras señales de posicionar el mito de los sucesores de una dinastía real-aymara iniciada por el presidente…quièn ejercería el derecho de pernada, el privilegio del señor feudal de“prima nocte”?... O mejor aún y procurando terminar este artículo con algo del fino humor presidencial: entre las tradiciones que inaugura la nueva monarquía, respecto a las mujeres de dicha estirpe real-aymara, se instituirá como potestad privativa del monarca la costumbre de "bajar calzón"?

* Abogada

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